Hay sabores que están ligados a nuestra infancia y a nuestra historia, y que nos hacen viajar a en el tiempo. A mí, como a casi todos los argentinos, los alfajores de maicena me transportan a esas tardes de niña que de merienda me sorprendían con un alfajor de maicena. Me sorprendían porque no era una merienda habitual (las de cada día consistían mas en una tostada caliente untada con mantequilla o de un alfajor improvisado de dulce de leche y galletas Vocación, o María aquí en España). Seguramente era la merienda de un sábado que mi madre había pasado por la panadería y había decidido sorprendernos o que algún estudiante le había vendido una docena para recaudar fondos para su viaje de fin de curso.
Pero además de a mi niñez, también me transportan a mi época de estudiante universitaria, en la que cada día me comía uno en la cantina de la universidad. Y esos alfajores de maicena son los que recuerdo como los más ricos que he probado. Un poco diferente a los clásicos, con una galleta bastante más fina, lo que los hacia un poco más fácil de comer.
Y digo más fácil de comer porque si los probaste alguna vez ya sabrás que tienen una textura particular debido a la maicena o almidón de maíz que llevan sus galletas. De hecho, a ella le debe su nombre. En la gran mayoría de los países de habla hispana maicena es la forma genérica en la que llamamos al almidón de maíz y este nombre procede de la marca comercial Maizena.
Se trata de dos galletas unidas por abundante dulce de leche repostero y rebozada en sus laterales con coco rallado. Y aquí hay algo que aclarar, el alfajor de maicena tradicional de Argentina siempre va con coco rallado. El chocolate y demás ingredientes los dejamos para otros tipos de alfajores, que para eso tenemos mil variedades.
La masa de las galletas se elabora, como la mayoría de masa de galletas, partiendo de un batido de mantequilla y azúcar, continuando por el huevo y terminando por los sólidos sin amasar demasiado. Una vez fríos se rellenan con el dulce de leche con cuidado para que no se rompan porque es una masa muy frágil.
Luego se hacen rodar por el coco para que se quede pegado al dulce de leche. Para lograr que queden bien rebozados de coco muchos le untan todo alrededor una fina capa de dulce de leche, así el coco también se queda pegado al canto de las galletas.
Si no puedes aguantar te los puedes comer el mismo día, pero lo ideal es que los dejes reposar en un recipiente hermético al menos 24 horas. Así, el dulce de leche humedece un poco las galletas perdiendo un poco de humedad y haciendo que el alfajor sea más uniforme. Con esto la galleta mejora su textura y logramos que al morder el alfajor el dulce de leche no sale para todos lados.
Con respecto al dulce de leche, es muy importante que uses dulce de leche pastelero. El dulce de leche que no es pastelero es muy blando y no se sostendrá dentro del alfajor. Si no consigues pastelero puedes mezclar el tradicional con un poco de chocolate blanco fundido, así al endurecer el chocolate el dulce de leche adquiere mejor consistencia. La proporción aproximada seria de 1 parte de dulce de leche y 2/3 de chocolate blanco, aunque dependerá de la consistencia del dulce de leche que utilizas.
Aquí tienes la receta:
ALFAJORES DE MAICENA
125 g de harina
125 g de fécula de maíz
1 cdta de levadura química
100 g de mantequilla pomada
90 g de azúcar glace
2 yemas
c/s extracto de vainilla
c/s dulce de leche repostero
c/s coco rallado
Bate la mantequilla pomada con el azúcar glace hasta que monte y este pálida. Incorpora la vainilla y las yemas de a una, batiendo unos minutos entre cada una. A velocidad baja, añade los sólidos batiendo lo justo y necesario para formar una masa. No debes amasar demasiado la masa para no desarrollar el gluten. Si lo deseas, puedes añadir los sólidos y amasarlos a mano.
Envuelve la masa en papel film y déjala reposar en nevera 30 minutos.
Enciende el horno a 180º C.
Sobre la mesa enharinada, estira la masa hasta que tenga 4 o 5 mm de espesor y corta círculos del tamaño deseado. Acomódalos en una bandeja con papel para horno y hornéalos durante unos 12 minutos o hasta que comiencen a dorarse en los bordes. No los dejes dorar demasiado.
Una vez frías las galletas, rellena los alfajores con el dulce de leche ayudándote con una manga pastelera preferiblemente y hazlos rodar por el coco rallado. Guárdalos en un recipiente hermético y déjalos reposar en un lugar fresco durante 24 horas.
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